viernes, 21 de diciembre de 2012

Arrels e vents

Fas de la sang
i de l'amor que ets
arrels e vents
mullats de mar i somnis
que encara has de complir.

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Zipi que me quiere

Bueno ya hace 33 tacos que saliste titubeante pequeño y enfermo a este mundo. En todos estos años habrás hecho fotidas incontables, risas que no caben en un mail, un puñado de errores de los que se aprende, una colección de aciertos que jamás pasarán a la historia.

Tendrás en una caja coleccionables de aviones que no pilotarás, retratos de novias que no te han olvidado, una libreta garabateada de frases sin sentido para todo el mundo menos para un privilegiado grupo de enajenados, priviliegiados por ser tus amigos... tienes todas esas cosas y sigues actuando como si estuvieras en pelotas, recién nacido, pequeño, y es eso lo que te hace grande; el haber sabido reinventarte cada vez para no perder el apetito voraz por esta vida de bocados agridulces que sigues mordiendo mientras no paras de reír como aquel bocata de pan de cuarto que comías en el chalet del Moca mientras te despollabas de cualquier chorrada.

33 años siendo un niño, un loco, un genio.

Que vivo estás cabronazo!!

El Zipi que te quiere.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Mar alpino

Entre un mar de nubes asoman algunas cimas nevadas de los Alpes.
Delicado equilibrio: ¿qué somos sino un instante efímero?




jueves, 8 de noviembre de 2012

Algunos de

los mejores amigos del mundo.

Flashes de la spañish party


It’s Friday and I’m in love, tortillas de patatas caseras, decenas de cervezas, jamón serrano, muy buena música, buen rollo a raudales, no sé cuántas nacionalidades, todos en calcetines, regalos, fotos chulas, bailoteos, cantar a pleno pulmón, juegos, risas, champagne, vinos, se acaban las existencias, esa chica tan altiva está entregadísima a la causa, más risas, qué buena es esa canción, el vecino aporta toda su bodega, una sonrisa me saca a bailar, “I want a party like this every weekend!!”, llega gente que no conozco de nada, la peña la está flipando, una ruleta con chupitos de tequila hace estragos, “she is so brilliant!!”, todo se me mezcla, cuando vengas a españa te quedas en mi casa, aquí hay más gente desconocida que gente invitada a la fiesta, una bebida cae sobre mi camisa, “- ¿y esos quienes son? –creo que unos brasileños que están de luna de miel. –ah ¿y cómo han llegado aquí? –ni idea, pero se lo están pasando de puta madre.”, besos, abrazos, más besos, caricias, más besos, la gente me felicita por una fiesta tan brutal, tírale bocao pero ya, los arrebatos de sinceridad se multiplican, lágrimas, veo un abrazo inmenso, eso sí que es darlo todo, está siendo memorable, te quiero, hay que llevar a la cama a alguien que ya no se aguanta, se derrama una caipirinha sobre la alfombra, ésta pasará a la historia, hay que parar esto como sea, apaga la música, “¿y estos otros de dónde han salido?”, échalos, empieza a haber algo de calma, recojamos un poco, todo está pegajoso, el váter está embozado, tampoco hay agua caliente, mañana me echan de la ciudad, de quién será esto, alguien ha encendido la calefacción y las ventanas están abiertas, la alfombra está empapada, le debo bastantes botellas de alcohol al vecino, ocho bolsas de basura, esta resaca no es normal, he perdido mi camiseta en mi propia casa, unos trescientos francos, habrá que buscar un váter para estos días hasta que lo arregle, every night is Friday night, welcome to my life and… did you see me coming?

miércoles, 31 de octubre de 2012

Last breath before coma




Creo que me estoy enamorando.

Sabía que venía a librar una guerra, a meterme a solas en el bosque, a mirar a la cara a los demonios, a gritar febril al viento bajo cero. Y sabía que ese día llegaría.

Hoy nos hemos visto por primera vez, al menos como nunca lo habíamos hecho antes. Suponía que un día se presentaría aquí, por sorpresa, pero he de reconocer que no esperaba verla tan pronto. Sin avisar, ha aparecido ante mí, solemne, elegante, dejándose ver con ese aire afrancesado, como su nombre. Estaba preciosa.

Yo tampoco me he escondido. ¿Para qué? Tenía ganas de afrontar el momento, así que hemos buscado un lugar público donde estar a solas y nos hemos mirado a los ojos. El primer abrazo lo ha dicho todo.

Apenas hemos hablado. Pero sé que está dispuesta a que desate sobre ella toda mi furia, a que me vacíe por completo hasta caer exhausto. Esa sería su victoria.
Sé que sabe que necesito esa muerte: desplomarme sobre la nieve y permanecer oculto hasta el deshielo.

He esperado mucho este momento. Toda esta tregua de silencio que ambos hemos respetado se ha hecho eterna, pero era necesaria. Y ahora que nos tenemos frente a frente, de esta manera tan suya, entiendo que viene a por mí a cualquier precio.

Sabe que un día estallaré, lo tiene asumido y no le importa. La noto cambiada, como más pura y sabia. Pero hoy no. Hoy no voy a hacerlo. Al menos no esta noche. Hoy me entrego al júbilo de este momento tan deseado, tan nuestro.

Sé que no es fácil de entender, pero estoy tan rabiosamente feliz de saber que ha llegado el momento de luchar hasta matarme y enterrarla, que la alegría me invade y me supera y me lleva a un estado de plenitud que ni quiero ni soy capaz de contener, y me doy a su dulzura y a su melodía, y bailo por las aceras y mientras espero que llegue el tren a Lucerna.

Y es que ya todo está dispuesto. Seré yo quien dé el primer paso y me lance desnudo al encuentro.

Nos conocemos demasiado. No ha hecho falta ni una palabra para entendernos. Viene a la paz o a la guerra, lo que suceda tan solo depende de mí, sabiéndose vencedora sólo en el caso de que sea yo quien lo haga. No viene a medias, ni con excusas ni reproches. Ya no.

Entiendo ahora sus guerras. Entiendo a su vez su paz. Entiendo su soledad y su belleza. Viene a tenderme la mano y llevarme consigo, como todos aquellos que han osado a mirarle desnudos de frente.

Y en medio de esta alegría, ya puede empezar la primera batalla. De algún modo los dos nos sabemos vencedores de antemano. ¿Quién sabe? Quizás este sea el comienzo de una amistad imposible. O, quizás, tan solo me esté enamorando.


domingo, 7 de octubre de 2012

Neix el món dintre l'ull

Potser ens hauríem de preocupar.
Permetem que totes les coses que hauríem d' haver resolt
no les hem resolt encara.

Poc a poc se'ns ha anat acumulant la feina i tot està per fer.

I les promeses, sobretot les que mai ens vam dir,
de tant secretes, de tant callades, encara s'han de complir,
si és que s'han de complir algun dia.

Que mai hem plantat cara els nostres somnis
però tampoc als problemes que arrosseguem de fà temps.

Què volem ser, què volem dir, qui volem ser?

Si ho tenim clar, com ho hauríem de fer?
Amb qui podríem comptar? Comptes amb mi? Compto amb tu?

Sí, potser ens hauríem de preocupar...

(Mishima)



sábado, 1 de septiembre de 2012

Lucerna

Luciérnaga (Del latín lucerna, candil, lámpara, y el suf. dialect. -ága, y este de or. prerromano).

1. f. Insecto coleóptero, de tegumento blando y algo más de un centímetro de largo. El macho es de color amarillo pardusco, y la hembra carece de alas y élitros, tiene las patas cortas, y el abdomen, cuyos últimos segmentos despiden una luz fosforescente, muy desarrollado.  (Real Academia Española)



Antes, muchos años antes, mucho tiempo antes, cuando llegaba la noche, llegaba de veras la noche. La noche era más noche. Desde abajo de los árboles, la sombra crecía, se enroscaba y tapaba todo. Todo quedaba oscuro.
La gente no podía alumbrar tanta oscuridad. Alumbraba un poquito, lo que podía: una vela aquí, una fogata allá, o una lámpara. En esas épocas que les digo, las lámparas se llamaban lucernas.
Costaba prender esas luces y también costaba mantenerlas encendidas.
Por eso sorprendían mucho a la gente unas lucecitas que se prendían en la noche en verano sin que nadie se tomara el trabajo de encenderlas. Andaban por los pastos altos y un momento estaban aquí, otro más allá y siempre parecían flores de luz.
A veces una flor de luz daba vueltas alrededor de otra flor de luz que se quedaba quieta. Se prendía y se apagaba, una vez aquí y otra vez allá, pero cada vez más cerca y más cerca de la luz que estaba quieta hasta que las dos luces se juntaban.
A los enamorados les gustaba mucho mirar ese baile de las flores de luz.
Los enamorados también salían de noche a visitar a sus enamoradas. La enamorada prendía una lámpara en su casa -una lucerna- para guiar a su novio. Y el novio se acercaba con su lámpara en la mano -otra lucerna-. El novio prendía y apagaba a veces la lucerna para esquivar a los perros y también al padre de la novia. Al final, el enamorado llegaba a la ventana donde brillaba la lucerna de la novia.
La gente desde las casas cuando miraba la noche de verano no sabía desde lejos qué luces eran de los enamorados y qué luces eran de las flores de luz.
Y como los enamorados con sus lucernas se parecían tanto a las flores de luz, la gente empezó a llamar a las flores de luz lucernas. Después las llamó luziérnegas y al final las acabo llamando luciérnagas.
Ustedes, a lo mejor, las llaman bichos de luz. Pero eso es porque no están enamorados. Cuando se enamoren, ya van a ver como las llaman luciérnagas.


Palabrelío, de Gloria Pampillo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

The way through the woods



They shut the road through the woods
seventy years ago.
Weather and rain have undone it again,
and now you would never know
There was once a road through the woods
before they planted the trees.
It is underneath the coppice and heath,
and the thin anemones.
Only the keeper sees
that, where the ring-dove broods,
and the badgers roll at ease,
there was once a road through the woods.

Yet, if you enter the woods
of a summer evening late,
when the night-air cools on the trout-ringed pools
where the otter whistles his mate,
(They fear not men in the woods,
because they see so few.)
You will hear the beat of a horse’s feet,
and the swish of a skirt in the dew,
steadily cantering through
the misty solitudes,
as though they perfectly knew
the old lost road through the woods.
But there is no road through the woods.


Cerraron el camino que atravesaba el bosque
hace ya setenta años.
El mal tiempo, la lluvia, lo han borrado.
Y ahora nadie diría que una vez,
antes de que arraigasen los árboles, incluso,
hubo un camino aquí, atravesando el bosque.
Está bajo el brezal y las anémonas,
lo tapan los arbustos;
y sólo el viejo guarda
sabe que, donde anidan las torcaces
y el tejón se revuelca, hubo un camino
que atravesaba el bosque.

Pero si vas allí,
en verano, ya tarde, cuando el aire
de la noche se enfría en los estanques
donde nadan las truchas y las nutrias
llaman a sus parejas sin temer a los hombres
que no han visto jamás,
oirás –si vas allí- el trote de un caballo
y el roce de una falda en las hojas mojadas
abriéndose camino
por la oscuridad, como
si conocieran, ellos,
el camino que atravesaba el bosque,
ahora que ya no existe ese camino
que atravesaba el bosque.


(Rudyard Kipling)

martes, 21 de agosto de 2012

Despedida del mar



Por más que intente al despedirme
guardarte entero en mi recinto
de soledad, por más que quiera
beber tus ojos infinitos,
tus largas tardes plateadas,
tu vasto gesto, gris y frío,
sé que al volver a tus orillas
nos sentiremos muy distintos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.


Este perfume de manzanas,
  ¿de dónde viene? ¡Oh sueño mío,
mar mío! ¡Fúndeme, despójame
de mi carne, de mi vestido
mortal! ¡Olvídame en la arena,
  y sea yo también un hijo
más, un caudal de agua serena
que vuelve a ti, a su salino
nacimiento, a vivir tu vida
como el más triste de los ríos!


Ramos frescos de espuma… Barcas
  soñolientas y vagas… Niños
rebañando la miel poniente
del sol… ¡Qué nuevo y fresco y limpio
el mundo…! Nace cada día
del mar, recorre los caminos
que rodean mi alma, y corre
a esconderse bajo el sombrío,
lúgubre aceite de la noche;
vuelve a su origen y principio.


¡Y que ahora tenga que dejarte
para emprender otro camino!…
Por más que intente al despedirme
llevar tu imagen, mar, conmigo;
por más que quiera traspasarte,
fijarte, exacto, en mis sentidos;
por más que busque tus cadenas
para negarme a mi destino,
yo sé que pronto estará rota
tu malla gris de tenues hilos.


Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.


(José Hierro)